El Futuro de las Elecciones
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Por el Professor Attahiru M. Jega

Ex Presidente de la Comisión Electoral Independiente

Desde hace algún tiempo Nigeria ha estado en la búsqueda de sistemas electorales efectivos, como parte integral de su transición a la democracia. La larga trayectoria en procesos electorales deficientes, hasta muy recientemente ha generado un profundo escepticismo entre los nigerianos, en cuanto a la utilidad de la democracia electoral. Sin embargo, el relativo éxito de las elecciones generales celebradas en 2011 y 2015 ha revivido en la población la esperanza de que su voto cuenta. Es necesario profundizar las acciones para mantener esta esperanza viva.

Antecedentes

Entre 1970 y finales de 1990 los nigerianos lucharon por reemplazar el régimen militar autoritario imperante por una democracia. Las elecciones de 1990 condujeron al retorno de la norma civil y el advenimiento de la Cuarta República, bajo la presidencia de Obasanjo. Estos comicios se consideraron aceptables por la comunidad internacional y fueron tolerados por el pueblo nigeriano, pese a las masivas dificultades. Luego de décadas de régimen militar, la esperanza de que un nuevo gobierno civil conduciría a una mejor administración pública opacó las irregularidades ocurridas durante el proceso.

Sin embargo, la norma civil no se tradujo en una automática buena gestión, y la sociedad continuó sufriendo los embates de un desempleo persistente, pobreza, inseguridad y una administración pública negligente. Las elecciones que suponían ser el reflejo del ´poder popular´ empeoraron progresivamente, encendiendo el descontento popular, resentimiento y decepción.

Los nigerianos tenían grandes expectativas de que la Cuarta República, iniciada en mayo de 1999, desembocaría en una era democrática liberal. Mediante las urnas, y no las armas, los nigerianos se esforzaron por conferir legitimidad a los funcionarios públicos elegidos, reeligiéndolos o destituyendo aquellos que consideraban que habían fallado en sus tareas.

Sin embargo, las posteriores elecciones fueron consideradas meros rituales, cuyos resultados estaban predeterminados por la oferta más alta del mejor postor. En algunos casos, se piensa que algunos facinerosos y miembros de las agencias de seguridad cometieron fraude. Parecía que las preferencias reales del ciudadano a través del voto no contaban.

Desafortunadamente, las elecciones de 2003 no resultaron mejores que las celebradas en 1999, en términos de transparencia y credibilidad. Las elecciones de 2007 fueron aún más desafortunadas, y fueron calificadas como el peor proceso electoral de Nigeria por los observadores electorales. La misión de observación de UE afirmó que las elecciones “carecieron de los estándares internacionales básicos”. Existió manipulación negligente de las diferencias étnico-religiosas y utilización de dinero y delincuentes para incidir en los resultados. Los procesos preelectorales, tales como las primarias en los partidos fueron obscenamente antidemocráticas. Incluso, el ganador de las elecciones presidenciales, el finado presidente Umaru Musa Yar’adua admitió en la toma de posesión que hubo manipulación en los resultados que lo llevaron al poder. En anticipación a una seria crisis, el Presidente estableció el Comité de Reforma Electoral, cuyo mandato se centró en elaborar una serie de recomendaciones para la reforma electoral en Nigeria.

Este esfuerzo resultó en la presentación de un informe por parte del Comité de Reforma Electoral (ERC) presidido por el ministro de justicia Muhammadu Lawal Uwais, derivando en la implementación de cambios drásticos, entre los cuales se debe mencionar la designación de un nuevo presidente y administradores del INEC. Estas medidas allanaron el camino para enaltecer las elecciones generales de 2011 y 2015.

Uso de la tecnología

El uso cada vez mayor de la tecnología ha representado un avance significativo en las elecciones de 2015, especialmente el despliegue de la biométrica, para identificar, registrar y verificar al elector. Los beneficios fueron innumerables, incluyendo credibilidad y confianza.

Elecciones Nigeria 2015: Estadísticas clave

  • No. de votantes inscritos: 67 millones
  • Participación: 44%
  • La Comisión Electoral asignó personal y administró 155.000 estaciones de votación
  • Se utilizó por primera vez la tarjeta de votación biométrica y lector de tarjetas inteligentes

 

Por supuesto que existen retos que hay que superar con el uso de la tecnología, tales como la inexistencia de fabricantes de equipos en Nigeria y de productos y servicios de origen local. Por lo pronto, la provisión de los mismos se obtiene en terceros países, acarreando inconvenientes como gestión del vendedor, licencia de software, mantenimiento de los equipos, reparación y sustitución de piezas. La transmisión segura de datos es otro reto que se presenta. Por un lado, existe la tecnología apropiada y puede ser segura; sin embargo, se requiere un entrenamiento del personal para desarrollar las competencias necesarias para su uso. El INEC lidió con estos problemas durante el despliegue de tecnología en las elecciones de 2015, y pese a ello los beneficios fueron notables, y seguiremos consolidando los beneficios obtenidos. Se debe prestar especial atención al uso de la tecnología, como la Tarjeta Permanente del Votante y los lectores de tarjetas inteligentes en los procesos electorales de Nigeria, de gran beneficio en términos de costos y significativos avances.

Perspectivas futuras

Tal como lo demostraron las elecciones generales de 2015, Nigeria ha avanzado de manera importante en la efectividad de sus procesos electorales. De elecciones mal administradas, excesiva apatía y escepticismo en la ciudadanía, ahora presenciamos la materialización de las reformas en elecciones mejor administradas, con la esperanza renovada en la población de que cada voto cuenta en la elección de sus líderes. Queda aún por ver si unas mejores elecciones se traducen en un gobierno democrático eficiente. Sin embargo, las perspectivas son claras. Cuando los votos cuentan, la única opción que tienen los políticos es sentarse a escuchar a sus electores. Cuando ignoran a sus seguidores, lo hacen bajo su propio riesgo político.

Las elecciones generales de 2015 mostraron además los beneficios de la tecnología para enaltecer la administración de las elecciones. El uso de la misma presenta retos que son superables. El temor ante potenciales problemas no debería ensombrecer de forma alguna la necesidad de modernizar e incrementar el uso de tecnología en los procesos electorales. Debemos formar una sólida alianza para consolidar y expandir del uso de la tecnología en las elecciones, lo que desembocaría en un proceso electoral en Nigeria caracterizado por una mayor transparencia y efectividad en la ejecución de un proceso libre, justo, creíble y pacífico, con grandes beneficios para los ciudadanos.